¿Qué puede aportar la neurociencia a la educación? Una mirada desde Salta

Desde una perspectiva biológica, todos los cerebros humanos comparten una estructura básica, pero factores genéticos, ambientales y experienciales generan diferencias individuales que impactan el aprendizaje. Esto subraya la importancia de crear sistemas educativos que promuevan el desarrollo integral de cada estudiante, independientemente de su contexto. En una provincia tan diversa como Salta, donde confluyen realidades urbanas, rurales y comunidades originarias, el desafío de la educación es doble: garantizar equidad y respetar la diversidad cultural. Aquí es donde la neurociencia emerge como una herramienta clave para tomar decisiones didácticas informadas, con el objetivo de que los estudiantes adquieran conocimientos perdurables y flexibles que los preparen para enfrentar los retos de un mundo cambiante.

El aprendizaje es un proceso dinámico, fundamentado en la plasticidad neuronal: la capacidad del cerebro para adaptarse a estímulos y reorganizarse en función de las experiencias. Este principio transforma cada momento educativo en una oportunidad para remodelar las conexiones neuronales, fortaleciendo tanto la adquisición de conocimientos como el desarrollo de habilidades para enfrentar un futuro incierto. Además, la memoria no solo preserva información, sino que la integra y resignifica, permitiendo su aplicación en contextos diversos. En este marco, la epigenética ha demostrado que las experiencias educativas impactan no solo al individuo, sino también a generaciones futuras, mediante la regulación genética.

La neurociencia, nos invita a repensar las prácticas pedagógicas tradicionales. Por ejemplo, investigaciones sobre la memoria de trabajo destacan la necesidad de evitar la sobrecarga cognitiva, ofreciendo espacios para procesar y asimilar la información de manera efectiva. Este enfoque, adaptable a las particularidades culturales y sociales de cada comunidad, transforma el aprendizaje en un acto significativo y duradero.

En Salta, la diversidad cultural y geográfica exige una educación que respete los tiempos y ritmos de aprendizaje individuales. Integrar elementos de las tradiciones, costumbres y lenguas de las comunidades originarias no solo fortalece la identidad de los estudiantes, sino que crea conexiones profundas entre el aprendizaje y sus experiencias de vida. Esto es esencial para superar los métodos educativos tradicionales, que a menudo no responden a las necesidades de los estudiantes del siglo XXI.

La incorporación de estrategias innovadoras, como el movimiento en las aulas, puede potenciar la atención y la retención de información, especialmente en contextos rurales donde la actividad física es parte de la vida cotidiana. Sin embargo, la verdadera transformación radica en adoptar enfoques pedagógicos que promuevan la curiosidad, el pensamiento crítico y la colaboración, habilidades esenciales para enfrentar un entorno globalizado y digital.

El éxito de cualquier transformación educativa depende, entre otros factores, de la formación docente. Los maestros necesitan herramientas basadas en la neurociencia para adaptar sus prácticas pedagógicas a la diversidad de sus alumnos. Además de conceptos como la plasticidad neuronal y estrategias para potenciar la memoria, es fundamental que los docentes sean líderes capaces de fomentar aprendizajes significativos, conectados con la realidad de los estudiantes.

Un enfoque formativo que combine neuroeducación, tecnologías accesibles y metodologías locales puede ser clave para superar las desigualdades que enfrenta Salta. La capacitación descentralizada y adaptada a las necesidades de cada región permite a los docentes ser agentes de cambio en sus comunidades.

En este contexto, programas piloto diseñados específicamente para comunidades rurales y originarias representan una posibilidad prometedora. Estos programas, podrían convertirse en espacios de experimentación pedagógica donde se integren principios neurocientíficos con las particularidades culturales de cada región. Estas experiencias servirían como laboratorios de innovación, permitiendo identificar estrategias efectivas que, una vez probadas, podrían escalarse a nivel provincial. Este enfoque tiene el potencial de transformar el sistema educativo al respetar la diversidad cultural y promover la equidad.

Aunque el acceso a herramientas digitales sigue siendo desigual en muchas comunidades de Salta, su integración estratégica puede transformar la educación. Más allá de cerrar brechas tecnológicas, estas herramientas deben enfocarse en generar oportunidades de aprendizaje personalizado que respeten las particularidades culturales y fomenten la inclusión. La tecnología, combinada con los principios de la neurociencia, puede conectar a los estudiantes con conocimientos globales mientras fortalece sus identidades locales.

La neurociencia nos ofrece un marco científico para comprender cómo el cerebro aprende y cómo los entornos educativos pueden optimizar este proceso. Principios como la personalización del aprendizaje, el respeto por los ritmos individuales y la contextualización cultural permiten diseñar experiencias pedagógicas transformadoras. En Salta, integrar estas ideas no es solo deseable, sino esencial para construir una educación equitativa y relevante.

La educación en nuestra provincia de esta manera podría fusionar ciencia, pedagogía e innovación tecnológica. Al hacerlo, no solo prepararíamos a los estudiantes para los desafíos del siglo XXI, sino que también fortaleceríamos los lazos comunitarios y construiríamos una ciudadanía comprometida con el respeto y la inclusión.

Esta visión no es un sueño lejano, sino una posibilidad concreta cuando trabajamos colectivamente para transformar vidas y comunidades a través de la educación.

Mg. Roxana Celeste Dib