Cada 1 y 2 de noviembre, en la comunidad educativa de la Escuela Domingo Faustino Sarmiento N° 4564 de San Antonio de los Cobres, resuena un eco ancestral que recuerda a sus estudiantes el valor de la herencia cultural. Bajo el nombre “Allpamisky – Hijo de la Tierra”, el proyecto busca mucho más que la simple conmemoración de una festividad: apunta a conectar a los estudiantes con sus raíces puneñas, su identidad y su sentido de pertenencia, comenta la docente Alejandrina Quispe, una de las responsables del proyecto institucional. Este esfuerzo de enseñanza permite reivindicar y redescubrir el Día de los Muertos desde la cosmovisión kolla, trasladando a los niños a un espacio donde la tradición y la educación convergen en cada actividad.
La cultura kolla, profundamente arraigada en las comunidades del noroeste argentino, concibe el Día de los Muertos como un momento de conexión entre los vivos y los que han partido. Esta fecha especial se celebra no solo como un homenaje a los seres queridos fallecidos, sino también como una expresión de gratitud y reciprocidad hacia la Pachamama, a quien los kollas consideran la Madre Tierra que nutre y protege. El proyecto “Allpamisky” toma como punto de partida esta cosmovisión para acercar a los estudiantes al conocimiento de sus ancestros, integrando enseñanzas que van desde el armado de altares hasta la creación de coronas y ofrendas.
“La cultura kolla guarda una riqueza inigualable en sus prácticas y creencias. Las costumbres se transmiten de boca en boca, de generación en generación, llenas de simbolismo y respeto hacia los antepasados y la naturaleza”, expresa Alejandrina Quispe.
El propósito de “Allpamisky” no se limita a la enseñanza de una celebración anual. Este proyecto tiene la misión de fortalecer en los niños el amor por la tierra y por sus raíces, así como el sentido de pertenencia a una comunidad que vive y respira sus tradiciones. El aprendizaje en las aulas se convierte en una experiencia cultural viva, que une a estudiantes, docentes y familias en un solo propósito: salvar la memoria cultural y espiritual de su comunidad.
Los estudiantes participan activamente en todas las etapas del proyecto, realizando actividades que van desde la lectura y análisis de mitos y leyendas hasta la creación de ofrendas en honor a sus seres queridos. De esta manera, la enseñanza se convierte en un proceso de apropiación cultural, donde cada niño no solo aprende, sino que vive la tradición como parte de su historia personal y colectiva.
Para los estudiantes de la institución, el Día de los Muertos es una oportunidad de aprendizaje integral que abarca la historia, la literatura, la espiritualidad, la organización social y la economía comunitaria, todo a través de la lente de la tradición. La propuesta educativa comienza con una introducción a las tradiciones de la Puna, donde los estudiantes reflexionan sobre la celebración del Día de los Muertos a través de preguntas abiertas. Este enfoque fomenta el diálogo y les permite conectar sus experiencias familiares con la festividad, compartir cómo sus familias recuerdan a sus seres queridos y explorar las formas en que estas costumbres se transmiten de generación en generación. A través de este intercambio, los niños no solo aprenden sobre su cultura, sino que también fortalecen su identidad y sentido de pertenencia a la comunidad.
A medida que avanzan, los estudiantes exploran leyendas y el cancionero popular. La lectura y narración de leyendas locales les abre la puerta a historias transmitidas de manera oral en sus comunidades. La práctica de canciones tradicionales, interpretadas con la tonada melancólica característica de la región, les permite experimentar la solemnidad de la fecha y sentir el vínculo entre la música y la espiritualidad que caracteriza a esta tradición. A través de estas canciones, los estudiantes no solo participan en la preservación de su patrimonio cultural, sino que también comprenden la profundidad emocional y el respeto que envuelven la celebración, conectándose así con el legado.
Otro de los momentos significativos del proyecto es la creación de ofrendas en un altar comunitario. En esta actividad, los estudiantes colaboran en la elaboración de coronas y otras decoraciones, utilizando materiales como papel crepé y flores, y aportando cada uno sus habilidades y esfuerzo. La preparación de los altares va un paso más allá, combinando el aspecto artístico con el espiritual. Los niños moldean figuras en pan y crean ofrendas con frutas, golosinas y bebidas que evocan los gustos de sus seres queridos fallecidos, un proceso que simboliza la importancia de la reciprocidad, un valor esencial en la economía comunitaria.

En la cultura kolla, la reciprocidad y la cooperación no solo son prácticas cotidianas, sino valores que guían la vida comunitaria. A través de “Allpamisky”, los estudiantes descubren el significado de estas prácticas ancestrales y su importancia familiar y social. Los preparativos del Día de los Muertos incluyen la colaboración de toda la familia en la elaboración de ofrendas y en el montaje de altares, lo cual fortalece los lazos entre los miembros de la comunidad.
“Compartir es una forma de vida para nosotros, una manera de entender que todo lo que tenemos lo debemos a la tierra y a quienes nos antecedieron”, comenta la docente. Con estas palabras, queda en evidencia cómo el proyecto educativo sirve como una herramienta para inculcar estos valores en los más jóvenes.
El altar, centro de la celebración, representa un punto de encuentro entre los vivos y los muertos. En la preparación del altar, los estudiantes y sus familias reúnen objetos significativos, como fotografías, comidas preferidas de sus seres queridos y elementos religiosos. Esta actividad educativa permite a los estudiantes reflexionar sobre la relación entre los objetos y la memoria, entendiendo que cada detalle del altar está lleno de significado y simbolismo.
La creación de ofrendas incluye la elaboración de pan en forma de palomas, llamas y otros animales que evocan la conexión con la naturaleza. Este pan, horneado con esmero, se convierte en un tributo que une a los niños con sus ancestros, evocando el sentimiento de continuidad y pertenencia. Además, se colocan flores de papel crepé y velas, que simbolizan la luz y la esperanza de reencontrarse en la eternidad.
El proyecto culmina con la participación de los estudiantes en el concurso de coplas, un momento donde se comparten las composiciones literarias que cada niño ha creado en honor a sus seres queridos. Esta actividad, además de enriquecer su expresión oral y escrita, les permite experimentar el orgullo de contribuir a la preservación de su cultura.
La evaluación de los estudiantes en “Allpamisky” no se centra únicamente en los conocimientos adquiridos, sino también en la participación y la cooperación demostrada. De esta forma, la escuela no solo educa en saberes académicos, sino en valores y principios que formarán parte de su identidad.
El proyecto “Allpamisky – Hijo de la Tierra” es una valiosa iniciativa que busca revivir las tradiciones ancestrales y adaptarlas a un contexto educativo contemporáneo. A través de actividades que combinan historia, arte y espiritualidad, los estudiantes no solo aprenden sobre el Día de los Muertos, sino que experimentan una educación que fomenta el respeto, la solidaridad y el amor por sus raíces.
En un mundo globalizado, iniciativas como esta recuerdan la importancia de la identidad cultural y de preservar el conocimiento de los ancestros. Cada niño que participa en “Allpamisky” lleva consigo una enseñanza invaluable: que el respeto y la gratitud hacia la tierra y hacia los ancestros son valores que deben ser honrados y transmitidos a las futuras generaciones.
Fuentes y documentación:
- Documentos y materiales didácticos del proyecto “Allpamisky – Hijo de la Tierra”.
- Entrevistas con la docente Alejandrina Quispe y testimonios de estudiantes participantes.