Escuelas en Alerta. Una plataforma para orientar políticas públicas

Roxana Celeste Dib

Como autora del proyecto “Escuelas en Alerta,” quiero compartir mi experiencia, la historia y la necesidad que impulsaron su creación. Este proyecto nació de una realidad preocupante: la violencia, el abuso, la malnutrición, los intentos de suicidio y las adicciones que afectan a nuestros niños y adolescentes. Estas problemáticas emergían en las escuelas. Durante mi estancia en la Secretaría de Gestión Educativa, comprendí la urgencia de contar con herramientas que  permitieran detectar estas situaciones a tiempo y actuar de manera coordinada y efectiva.

La pandemia reveló las grietas en nuestro sistema educativo y social. Muchos niños, que antes encontraban en la escuela un refugio seguro, se vieron atrapados en situaciones de riesgo, sin apoyo para enfrentarlas. Durante ese periodo, me di cuenta de la importancia de contar con un sistema que registrara y geolocalizara incidentes de violencia y otros problemas, permitiendo a las autoridades intervenir con precisión y rapidez.

Así surgió “Escuelas en Alerta,” una plataforma digital, inspirada en la utilizada para reportar casos de Covid-19, que no solo registrara incidentes, sino que permitiera a docentes y personal educativo reportar rápidamente situaciones de riesgo, asegurando que la información llegara de inmediato a las autoridades competentes. Este proyecto se basaba en la idea de que la información es poder, y con datos precisos y actualizados, se podían diseñar políticas públicas que respondieran efectivamente a las necesidades de la comunidad.

Uno de los principales desafíos en la gestión de estas problemáticas era la falta de datos confiables y en tiempo real. Las decisiones a menudo se tomaban con información fragmentada que no reflejaba la realidad completa. “Escuelas en Alerta” fue diseñada para cerrar esa brecha. Con esta plataforma, podíamos identificar patrones y tendencias en distintas zonas geográficas, permitiendo al Estado dirigir recursos de manera más efectiva y optimizar las intervenciones. Por ejemplo, si se observaba un aumento en los intentos de suicidio entre jóvenes en una zona, el gobierno podía, a través de “Escuelas en Alerta,” desplegar equipos especializados en salud mental y organizar campañas de prevención dirigidas específicamente a esa comunidad. La rapidez y precisión de las intervenciones gracias a esta plataforma podían marcar la diferencia. Del mismo modo, si se detectaba una alta incidencia de violencia intrafamiliar, el Estado podía coordinar con el Ministerio Público, el Ministerio de Seguridad y el Ministerio de Derechos Humanos para ofrecer soluciones integrales.

Una característica clave de “Escuelas en Alerta” era su capacidad para fomentar la colaboración interministerial. Abordar problemas complejos como la violencia, el abuso o las adicciones requería un enfoque que involucrara a múltiples actores del gobierno. La plataforma actuaba como un punto de convergencia donde diferentes ministerios podían acceder a la información necesaria para tomar decisiones informadas y coordinadas. Esto mejoraba la eficiencia de las intervenciones y aseguraba que se abordaran todos los aspectos de un problema, desde la prevención hasta el seguimiento.

El Ministerio de Salud, por ejemplo, podía utilizar los datos de “Escuelas en Alerta” para identificar problemas de malnutrición o abuso que requirieran atención médica inmediata. La plataforma permitía al ministerio desplegar equipos de atención primaria y especialistas en salud mental a las zonas más afectadas, organizando campañas de prevención y programas de apoyo alineados con las necesidades detectadas. De esta manera, la salud física y mental de nuestros estudiantes se convertía en una prioridad, y las intervenciones eran más efectivas y con mayor impacto.

El Ministerio de Seguridad, por su parte, podía utilizar “Escuelas en Alerta” para identificar áreas con alta incidencia de violencia intrafamiliar. Con esta información, se podían implementar medidas preventivas como mayor presencia policial en zonas críticas y programas educativos sobre seguridad y convivencia pacífica. Además, al colaborar con el Ministerio Público, se aseguraba que los casos graves recibieran la atención judicial necesaria.

El rol del Ministerio de Derechos Humanos también fue crucial. “Escuelas en Alerta” permitió detectar violaciones a los derechos de los menores, como el abuso y la violencia de género. La plataforma permitía intervenir de manera inmediata, garantizando que los derechos de los niños y adolescentes fueran protegidos y que recibieran el apoyo necesario para superar situaciones traumáticas. Esta intervención temprana era esencial para prevenir daños a largo plazo y asegurar que los menores se desarrollaran en un entorno seguro y saludable.

El Ministerio Público, con el apoyo de “Escuelas en Alerta,” podía actuar con rapidez en la identificación de patrones de conducta que requerían intervención judicial. Con esta plataforma, los casos podían ser derivados rápidamente a las autoridades competentes, asegurando que se tomaran las medidas legales correspondientes.

Aunque “Escuelas en Alerta” fue concebido para abordar problemas específicos en el entorno escolar, su potencial iba mucho más allá. La plataforma ofrecía una base sólida para desarrollar y ejecutar políticas públicas que realmente respondieran a las necesidades de la comunidad. Al guiar las intervenciones basadas en datos precisos y actualizados, podíamos asegurar que los recursos del Estado se utilizaran de manera óptima, maximizando su impacto y garantizando soluciones efectivas y sostenibles.

Aunque haya pasado el tiempo, sigo convencida de la importancia y el potencial de programas como “Escuelas en Alerta” que sostuvimos hasta 2021. La necesidad de herramientas como ésta sigue siendo evidente, y espero que en el futuro se pueda retomar este proyecto para cumplir el propósito de proteger a nuestros estudiantes y guiar las políticas públicas de manera efectiva. Este proyecto representaba una visión de un sistema educativo más seguro, informado y capaz de responder a los desafíos que enfrenta nuestra sociedad. Creo firmemente que “Escuelas en Alerta”, pudo convertirse en un modelo a seguir en todo el país, beneficiando no solo a nuestros estudiantes, sino a toda la comunidad.

Roxana Celeste Dib