SONETO A DIOS

De Arturo Dávalos

Escucho a Dios en la callada umbría.
Lo veo en el milagro de la hoja.
Está en mi sabia y en mi sangre roja
y en el vino y en el pan de cada día.

El es la estrella que mi paso guía
y las raíces que la acequia moja
y la tarde que de oro se despoja.
Y el grillo y su violín monotonía.

Tiene manos de tronco retorcido.
Sus ojos miran con el sol que quema
y en el viento transmite su mensaje.

Como los hombres lo han escarnecido
siendo Dios inventó una estratagema
y se ocultó por siempre en el paisaje.
Arturo Dávalos