De nuevo marzo. Y este hollín que tizna el temporal de otoño. Son las nueve. otra vez ese pájaro, esa nieve cazando insectos bajo la llovizna . Y si siempre igual. La niebla. La llovizna sobre el alfar. Y el pájaro que mueve a media altura su presencia leve como una triste emplumada brisa.
Es algo que hay en mi. Casi una herida sin sangre ni dolor. Un llanto breve que llora por mi infancia fallecida.
Y que me hace sentir, apenas llueve, que un día, sin saber, dejé la vida colgada en el alfar junto a la nieve.